Mis ojeras están vacías
Un vacío compuesto por unas cuantas gotas de licor
Mezcladas con dolor y sangre.
Sangre que perdí
Después de que me dispararás
Con las flechas de Cupido.
Me disparaste.
Me disparaste escondida en la noche; entre la oscuridad.
Esa oscuridad que me acompaña desde entonces.
Te echo de menos.
Echo de menos a la asesina que hizo de mis días
Un infierno.
Ahora estoy sentado frente al espejo;
Un espejo roto;
Tan roto como mi alma;
Tan roto como esos versos
Recitados en forma de besos
A las 3 de la madrugada.