lunes, 7 de diciembre de 2015

Pentagramas.

    Cuando era pequeño siempre me colaba en casa de la vecina en busca de su viejo piano.
    Me sentaba frente a él y respiraba hondo. Luego, abría la tapa. Acercaba un poco más el taburete y posaba mis pequeños dedos sobre sus teclas, al presionarlas, empezaban a salir de ellas sonidos improvisados que acababan creando melodías sin ningún patrón ni razón de ser; melodías sin sentido. 
    Supongo, que era la manera con la que conseguía expresar lo que sentía con total claridad. 
Puede que para los demás fuese simple ruido, pero para mí eran pentagramas repletos de notas y cada nota era un pensamiento a cada cual más delirante. Locura, lo llaman. Desesperación, lo llamo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Recuerdos deliristas.

Soy más pasado que persona.
Soy aquella noche en la que nuestras pupilas follaron por primera vez.
Soy aquel amanecer en el que desperté arropado por tus curvas.
Soy aquel gemido extraviado por el climax.
Soy aquel rizo pelirrojo con el que siempre jugabas.
Soy aquel vestido otoñal que te pusiste para ir aquella tarde al museo.
Soy aquel pintalabios rojo pasión con el que firmabas en mi cuello en forma de besos.
Soy aquella fragancia,Coco de Chanel, que tan loca te volvía.
Soy aquel café solo que pedías todos los lunes en aquella cafetería bohemia  del centro.
Soy aquel viaje que hicimos a Roma.
Soy aquel “para siempre” en forma de candado que colgamos en el Puente de las Artes.
Soy, también, la nota de despedida en la me prometías que me querías y que de verdad lamentabas tener que dejarme, pero que tus ansias de tocar, al fin,la libertad eran ya inaguantables.


jueves, 17 de septiembre de 2015

Las 3 de la madrugada.

Mis ojeras están vacías
Un vacío compuesto por unas cuantas gotas de licor 
Mezcladas con dolor y sangre. 
Sangre que perdí 
Después de que me dispararás
Con las flechas de Cupido.
Me disparaste.
Me disparaste escondida en la noche; entre  la oscuridad. 
Esa oscuridad que me acompaña desde entonces. 
Te echo de menos. 
Echo de menos a la asesina que hizo de  mis días
Un infierno.
Ahora estoy sentado  frente al espejo;
Un espejo roto;
Tan roto como mi alma;
Tan roto como esos versos
Recitados en forma de besos 
A las 3 de la madrugada.

jueves, 20 de agosto de 2015

Chico Marlboro.

Un reloj que marcaba la horas;
Gente que marcaba rutinas.

La estación,
Las luces de neón,
La desesperación.

Un cigarro,
Unos labios,
Humo.

Tú,
Yo,
Gente,
Gente,
Gente.

Un tren.
Dos trenes.
Tres trenes.
Un suicido.
Dos suicidios.

Adiós reloj.
Adiós rutina.
Adiós estación.
Adiós luces de neón.
Adiós desesperación.
Adiós cigarros.
Adiós labios.
Adiós humo.
Adiós tú.
Adiós yo.
Adiós gente.
Adiós amor.
Adiós.

viernes, 7 de agosto de 2015

Amapola.

La melancólica noche en aquel viejo bulevar a las afueras de Washington, D.C.
¿Qué fue de aquella chica con el Ártico en los ojos? ¿Qué fue de aquel cabello color otoño?¿Qué fue de aquella hermosa amapola qué rimaba con el color de tus labios? ¿Qué fue de aquellos lunares que creaban partituras en tu pálida piel? ¿Qué fue de aquella chica que vestía con alcohol y tristeza su corazón? ¿Qué fue de mí tras esa noche?

jueves, 6 de agosto de 2015

Carta de un corazón alcoholizado.

Puede que sea la botella, casi vacía, de Jack Daniel's que está sobre mi mesilla de noche o las inmensas ganas de que la nostalgia desaparezca de este pútrido cuerpo, lo que hace que quiera escribir de nuevo.
Esta habitación llora desde que diste el portazo final. 
Las sábanas extrañan esas corridas y las quemaduras en ellas con el cigarro de después. 
La ventana extraña que apoyes tus suaves manos en ella para sentir aquel frío invernal.
El armario extraña tu ropa interior vistiendo tus curvas mientras buscas, dentro de él, ese vestido granate que tanto te gustaba.
Las paredes extrañan esos gritos de placer que solo nosotros sabíamos dar.
La pistola de la cómoda me ayudará a emborrachar, con el alcohol que hay en mis venas, todo lo que dejaste atrás.