domingo, 29 de enero de 2017

Juste la fin du monde.

Los viejos carteles de neón invaden la habitación con colores muertos.
Tus pies descalzos se funden al ritmo de viejas baladas francesas.
Tu cuerpo se viste de humo.
Abres la nevera en busca de consuelo, pero lo único que encuentras es una lata de cerveza repleta de angustia.
En el espejo del baño lo único que se refleja es caos.
Las horas se desvanecen; la tristeza no.